jueves, 8 de noviembre de 2007

capítulo V


Holmes se dirigió en primer lugar a la cámara de la nosequé y preguntó por el secuaz que allí trabajaba.
-¿Te refieres al de las gafas de Risto Mejide?-le devolvió la pregunta un empleado
-sí, a ese.
-Pues ha pedido el día libre para ir a estudiar a la biblioteca.
-Vaya, vaya, ¡qué interesante! dijo el detective.
Las siguientes pesquisas que hizo holmes arrojaron el mismo resultado.
En Trenza-metal, los secuazes Manga, Benedicto y Marc habían rechazado acudir a una cena de empresa para poder madrugar al dia siguiente y visitar el museo del Prado, el cinco había dejado el tapeo en su hora del café y se iba a su casa a regar unas lechugas ecológicas que había puesto en su balcón. Mahou se había inscrito en un curso de repostería. Pc Secuaz había encargado un super-reloj de máxima exactitud porque según contó en la tienda "odiaba hacer esperar a la gente". El relojero por su parte, habia quemado unas revistas que escondía bajo el colchón y se compró las obras completas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesus. Brus, había convencido a los alevines azemur para formar un grupo de ballet clásico. El Charrito, Talibán, el Cuervo, JQ y el resto de secuazes los encontró ensayando una obra de teatro griega.
Sólo faltaba por saber dónde estaba uno. Y allí podía estar la clave.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No se que son más lechugas ecológicas, si las flores que tapan los bien puestos pechos de la camarera o los ojos de Yongui mirando. Por cierto, he recibido noticias de pucela y me ha gustado mucho el contenido del comunicado, me alegro mucho x ti compadre.

Anónimo dijo...

Fijandonos en los datos que proporciona el reflejo producido en las gafas del secuaz retratado y viendo el angulo de los vasos que sujeta la tia buena de la barra, acompañados del dato que nos da el nivel de luz existente en esa parcela de la barra CONFIRMO que el Yongui realmente estaba mirando el escote a la camarera (aunque el cabrón que bien lo disimula)

Anónimo dijo...

Todos estos comportamientos sólo podían tener una explicación y sabía quien podía dársela. Visitó casas de lenocidio, tascas de mala muerte, institutos mixtos y femeninos (de la Universidad desistió) y se desoló cuando no encontró ni rastro del sujeto en las tiendas de lencería femenina ni aún en los probadores de la planta baja de Zara. Cuando Holmes estaba al borde de la devacle moral y le quedaban menos ideas que pelos en la cabeza sobre dónde podía encontrarse garganta profunda recibió una llamada a su teléfono móvil, la llamada provenía de un "número privado" ...

Anónimo dijo...

pues entre tanta parrafada, tanta copa, las diotrias del secuaz y el camison de watsonia yo solo veo una Santa y Bendita camarera con dos vasos, Tomad y bebed todos de el dijo ella mientras la mirabamos a los ojitos.