Antes de que la salchicha luciera su esplendor, los secuazes habían tenido tiempo de viajar al pasado en la casita donde el joven Alcántara iba de putes. Algunos llegaron a ver al famoso niño del triciclo. Con tanto dar marcha atrás en el tiempo alguno se trajo el bañador de su abuelo como se ve en la afoto.
La casita en cuestión daba para todo, hasta para tomarse una cerveza fresca, como si te la estuvieras tomándo en la misma nevera vaya. Y con las ideas frescas, ya se sabe... lo mismo le metes el ojo en el pezón a un travelo que paseas a cuatro patas por la playa con un pasapuré en la cabeza.
El finde acabó en la fuente, pa despejarse un poco y celebrar el mundial claro.